martes, 13 de octubre de 2009

SABROSA SORPRESA


Hoy te eché de menos, recordaba nuestros momentos mas íntimos cuando tu me saciabas de placer.
Recordé aquel dia, cuando pasamos el fin de semana en aquella casa de campo en la montaña.
Nos la ofreció un compañero de la oficina, Raul, y me pareció un detallazo por su parte, así que no me pude resistir.

Salimos el viernes por la tarde, y en 3 horas estabamos allí deshaciendo las maletas, dispuestos a pasar un fin de semana de lo mas romántico.
Al entrar en el dormitorio, nos quedamos asombrados con todo lo que vimos. Nunca pensé que Mi querido Raul, tan serio, y tímido, tuviera todos esos artilugios, para pasarselo bien.
Había de todo, desde unas esposas, antifaz, vibrador, etc...vaya, no faltaba de nada.

Al rato sonó el teléfono y era él, nos preguntó qué nos había parecido la casa y le dije la verdad, que era genial, mejor imposible. No me atreví a hablarle de lo que había en su dormitorio, allí a la vista, pero no hizo falta, él se encargó de explicarme, que lo había dejado para nosotros, a gusto del consumidor, nos explicó que su hermano regentaba una tienda de todas estas clases de artilugios y él no había tenido posibilidad de probarlos, por lo tanto quedaban a nuestra disposición.

Nos miramos Alberto y yo con cara de: Y que hacemos con esto?.....pronto supimos que hacer con ello.
Preparamos una cena ligera, y encendimos la chimenea, pues la estancia se estaba quedando fria.
Mientras charlabamos animadamente sobre lo bonito que se veía todo, se nos pasó por la imaginación ponernos a mirar todos los juguetes, y así, a lo tonto terminamos desnudos con ganas de aprender a utilizarlos.

Tu siempre habías querido hacerlo, reconocelo, el atarme a la cama, sabes que a mi nunca me importó, pero no llegó el momento, ahora si, te propuse que me pusieras las esposas amarradas a los barrotes de la cama de hierro.
Solo de recordarlo me siento humeda.

Me gusta que me roces que me acaricies, que me separes las piernas y te muestres interesado por lo que hay entre medias de ellas.
Me seduce mucho verte así excitado, me pones cada vez mas caliente.

Me tumbaste y me pusiste las esposas, y las piernas me las separaste delicadamente, y ataste cada uno de mis tobillos a los barrotes de la cama con una cinta.
Recuerdo que solo imaginando lo que me ibas a hacer, me estremecía, y me excitaba bastante verte desnudo, en movimiento a mi alrededor, sintiendo tu sexo cerca cada vez que te colocabas para atarme.
Me tapaste los ojos con el antifaz, y ya no podia resistir sin saber que ocurriría.

Fue muy excitante, te notaba muy cerca, podía escuchar tu respiración pero no te sentía.
Poco a poco fuiste acariciandome primero los pies, y una sensación muy agradable empezó a recorrer mi cuerpo, te acercaste y sentí tus testículos sobre mi, que excitación, pero al no poderme mover ese detalle aun aumentaba mas el deseo.

Entonces fue cuando sentí en mis pechos una suavidad extrema, algo con lo que me estabas acariciando, y así llegaste a los pezones, acariciando, posando sobre ellos a especie de una pluma o algo así, la excitación era muy fuerte, me decías algunas palabras que aumentaban la calentura del momento. Me rozabas con tu pene, que se encontraba bastante duro ya.

Yo te pedía que no me hicieras de sufrir que me gustaba mucho el juego, pero no podía soportarlo mucho mas.
Entonces fuiste bajando la pluma hacia los muslos, dibujando circulos con ella, y haciendome sentir una mujer totalmente lasciva, solamente deseando que esa pluma siguiera su destino.
mi vientre se sentia desfallecer con el roce suave de su tacto, tanto que cada vez sentía mi sexo mas y mas humedo, y sentía como chorreaba fuera de mi, el jugo del placer.

Llegaste hasta tu cueva preferida, como tu la denominas, la que te da cobijo cuando necesitas sentirte bien y demostrar tu amor.
No pude aguantar mas, te pedí que me desataras, porque necesitaba tocarte, abrazarte, arañarte la espalda, me sentía totalmente fuera de si. Cogiste el vibrador y me lo pasaste por los labios, haciendome gemir fuertemente, pidiendote que profundizaras, que llegaras mas allá.
Con tacto y delicadeza fuiste introduciendo el aparato en mi coño suavemente, me sentí desbordada, era una sensación muy agradable, notar como ese aparatito se movia dentro de mi, pero mi cuerpo no podia mas, y tus dedos juguetearon con mi clítoris a la par.
Mis labios soltaron un fuerte gemido, seguido de jadeos profundos hasta que mi cuerpo no lo soportó, y un fuerte y profundo orgasmo, me invadió por completo, haciendome moverme con energía, y gritar de placer.

Mientras todo ocurría sentía como me sucionabas los pezones, y me preguntaba como podias ser tan bueno en el arte del sexo, y poder estar en todo a la vez. Eras magnífico, mejor aun que otras veces.

Después a pesar de quedar totalmente vencida por esa fuerte ola de placer que me había invadido...quisiste aterrizar entre mis piernas, para saciarte del jugo de mi sexo, el que quedó derramado por mis muslos, y utilizando tu lengua habilmente como sabes hacerlo, comenzaste a beberte todo de mi, a saborearme y hacerme sentir de nuevo excitada aunque mi cuerpo seguia un poco cansado aun recuperandose del placer derrochado.

Pero pronto mi cuerpo empezó de nuevo a recuperar fuerzas y a sentir esa fuerte excitación, tu lengua no dejaba de moverse dentro y fuera de mi, jugaba con mi clítoris, y chupaba suavemente mis labios hasta provocar un derroche de gemidos que anunciaban una pronta eyaculación....mientras mis pechos seguían siendo acariciados, suavemente, haciendo sentirme completamente puta, era una situación mágica el no ver lo que allí estaba ocurriendo.

Te colocaste entre mis muslos y tu polla entró dentro de mi, para hacerme gemir mas y mas, era tal la excitación que nos invadía que tu cuerpo pronto empezó a sacudirse en unas fuertes contracciones, al igual que el mio, y los dos fuimos uno solo, o al menos eso es lo que creí.

Fue una experiencia muy gratificante, pero un poco confusa, al quitarme el antifaz, y ver lo que vi.

Allí de pie frente a mi estabais los dos, tu y Raul. Me sentí avergonzada y a la vez bastante sorprendida, al no saber que papel hizo cada uno, eso nunca lo sabré, solamente se que los dos me disteis placer al máximo.

Ahora cada vez que llego a la oficina, apenas si le miro a la cara a Raul, el problema es que le tengo enfrente de mi despacho, y a veces cuando giro mi mirada para allá, él me está mirando, pero aun no he sido capáz de hablarle como antes, no puedo evitarlo, ya no por verguenza, sino porque cuando lo recuerdo, siento inmensas ganas de follar con él.

2 comentarios: